martes, 8 de enero de 2008

Los Caminos

"Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante no hay camino,
se hace camino al andar".

¿Existe en verdad un camino para cada ser humano? Una "leyenda personal" que debemos seguir a lo largo de nuestra vida para alcanzar la felicidad y sentirnos completos?
¿Deberíamos culpar al destino por las consecuencia de nuestras acciones y dejar en manos de algún ser superior el curso que toma nuestra propia existencia?
Un famoso escritor brasileño hace referencia en sus libros a la eterna búsqueda en la que estamos inmersos los seres humanos: La leyenda Personal. Él, como muchas otras personas, creen que todos tenemos un camino que debemos transitar en éste paso por el mundo. Una ruta que ya está escrita y que algunas veces es difícil de encontrar, pero que podemos descubrirla si nos dejamos guiar por nuestros sueños, nuestra intuición y nuestras pasiones. Yo misma me dejé seducir por ésta romántica idea durante algún tiempo, transformando mis días en un cuento que avanza hacia un final idealizado. Sin embargo, la vida no es una novela semejante a los programas de televisión que nos alejan a diario de ésta realidad. Tampoco somos los protagonistas de un relato ya inventado, que tenemos destinados una profesión, una habilidad que nos diferencie del resto, una persona que envejezca al lado nuestro...
No tenemos enfrente más que páginas en blanco que van siendo escritas con la experiencia. No existe un camino, sino muchos. Y nuestra Leyenda Personal se va construyendo a partir de las decisiones que tomamos cada día. Decisiones que algunas veces son erróneas, pero que podemos aprender de éstas equivocaciones para elegir mejor en el futuro.
Absolutamente nada sucede por una razón, ésta es una excusa cobarde que nos libera de la responsabilidad de las consecuencias. A menudo oímos a la gente decir: “si tiene que ser, será”, o “Por algo tenía que pasar”... El único motivo por el cual transcurren las cosas es nuestro propio proceder. Cada decisión carga con sus respectivas consecuencias. Algunas veces no son lo que nosotros esperamos y, en lugar de admitir que somos responsables de ello es más sencillo culpar al destino, a la religión, al mundo, a las personas que nos rodean...
Todos los caminos conducen a la autorrealización y a la felicidad si tan solo nos limitáramos a disfrutar del paisaje. Si no pensáramos en todas aquellas rutas que estamos dejando atrás para continuar en ésta. Siempre estamos a tiempo de escoger un modo de vida diferente y cambiar de rumbo; sin embargo no debemos olvidar que estamos en este lugar por decisión propia, porque en el pasado realizamos determinadas elecciones que nos trajeron a este mismo sitio. También es bueno recordar que muchas veces la comodidad nos atrapa y acabamos caminando por inercia hacia una meta que se supone es la correcta en el universo creado en nuestra mente, impidiendo que nos desviemos tan solo un poco del trayecto que nos impusimos dominados por los valores de ésta sociedad.
El libre albedrío es el regalo más bonito que nos dio la vida, porque habría de quitárnoslo imponiéndonos un camino que no sólo tenemos que esmerarnos en buscar durante esta corta existencia, sino que también debemos transitar para lograr sentirnos felices?
Porque en el caso de que no lo encontremos, o que nos hallemos en otro creemos que estamos fracasando.
Para que frustrarnos por no cumplir con un inexistente destino si la magia de éste mundo se encuentra en cada uno de los momentos que tenemos frente a nosotros?
Existen un sinfín de decisiones, consecuencias, caminos, rutas, proyectos, personas, amores... y para vivir plenamente lo importante es optar entre una y otra, y entregarnos a ésta elección a pesar de los inesperados resultados. Porque abandonar un rumbo abrazados a la esperanza de encontrar en otro la perfección nos lleva a no acabar con ninguno; y caminar entremedio, o salirse de vez en cuando a la banquina, no hace más que alimentar nuestra debilidad hasta convertirnos en un excelente cobarde.